Celebrar es una de las palabras más repetidas estos días.
Celebrar: Conmemorar, recordar un acontecimiento,
alegrarse, apreciar, valorar.
¿Y si celebramos cada momento de nuestra vida como un tesoro de belleza y
gracia?
Prestar atención, ir por la vida con los ojos bien abiertos, darnos
cuenta de los milagros increíbles que
suceden cada día a nuestro alrededor.
He encontrado un
libro, La sal de la vida, 90 páginas en las que Françoise Héritier, una antropóloga
francesa de 80 años nos ofrece su
propia lista de momentos, de los recuerdos que dan a la vida su sabor.
Ver cómo convertir
cada momento en un tesoro,
Hay luz y
gracia en el simple
hecho de existir en las pequeñas cosas extra que nos
concede la vida: la sal de la vida, nos recuerda la autora.
Françoise Héritier nos anima a observar,
contemplar y detenerse invitándonos a elaborar nuestra propia lista de momentos
felices
que todos deberíamos aprender a descubrir
y disfrutar.
¿Y si uno de los propósitos de este año es prestar atención a todo aquello que a veces se nos escapa entre los dedos y puede llegar a ser la sal de la vida?
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