Familia, pareja,
amigos, trabajo, convivimos, tejemos unos con otros una red de relaciones que
construyen y nos construyen.
Los seres humanos no estamos aislados,
interaccionamos con otras personas y
además esas relaciones influyen en nuestra
percepción del bienestar.
Las relaciones son
una fuente de felicidad y también de
sufrimiento. Nos sentimos felices entre amigos, en una buena relación de
pareja, en familia, sin embargo, también surgen malos entendidos y conflictos que pueden provocar desencuentros
y soledad y sufrimiento.
Para convivir necesitamos mimar y cuidar cada encuentro, ser más conscientes de que cada persona y cada encuentro es único.
Escuchar, dialogar, no caer en las arenas movedizas de las expectativas. Estar abiertos sin evitar los conflictos entendiendo que a veces pueden convertirse en caminos de descubrimiento.
Las relaciones se construyen sobre la base del respeto mutuo, sin respeto no hay encuentro que construya y renueve.
Y practicar y practicar, entrenando nuestra capacidad para seguir un ritmo compartido, como quien aprende a bailar.
Sintonízate con los demás, practica el arte de la convivencia y recuerda si quieres hallar amistad, dulzura y respeto, ¡llévalas contigo¡
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