Cuando creemos que lo tenemos
“todo controlado”, nos sentimos seguros pero y ¿qué nos pasa cuando ocurre algo
imprevisto, algo que no estaba en nuestros planes?
Nos enfadamos, nos estresamos, nos
dolemos.
Nos
gustaría intentar controlar todo lo que nos rodea, nuestro trabajo, nuestras relaciones, nuestro cuerpo, buscando sentirnos seguros, sin embargo, es el control el
que puede volverse en nuestra contra y convertirse en un peso para vivir
libres.
Ante
la necesidad de controlar FLUYE.
Fluir, acoger cada situación y
observar para encontrar la mejor respuesta. Calmar la mente. Aprender a vivir
sin resistencias, siendo creadores de cambios constructivos que amplíen
nuestros horizonte.
Procura tener tiempo cada día
para encontrar un espacio dentro de ti para fluir y calmarte, para detenerte
unos momentos y crear un santuario dentro de ti
donde todo está bien, no importa lo que pase, un espacio que te ayude a confíar en ti, y dar la importancia justa y necesaria a todo, sentirás que te liberas
de tensiones y sufrimiento innecesario.
Encuentra tu propio espacio, puedes escuchar música, salir a pasear o correr, colorear, practicar respiraciones relajadas, meditar.
¿Cuándo vas a tener tu momento de calma hoy?
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