Cuando el comerciante que vendía píldoras para calmar la sed y poder ahorrar un total de unos 53
minutos por semana al tenerte que olvidar de la necesidad de beber llegó hasta
el Principito y se las ofreció, éste le contestó: “Si yo tuviera 53 minutos
libres para gastarlos en lo que quisiera, me dirigiría tranquilamente hacia un
manantial de agua fresca”
Vivir despacio es lo que propone la corriente slow que promueve
calmar las actividades humanas tomando el control del tiempo, en lugar de
someterse a su tiranía.
Carl Honore, es el creador de este movimiento anti-prisa. Su filosofía nos recuerda la importancia
del ser en lugar del tener y del valor de la vida slow, el ir despacio, defendiendo la lentitud para poder saborear los
momentos y sobre todo, aprender a priorizar en la vida.
En nuestro día a día estamos acostumbrados a ir rápido, a llegar a
todo y sin darnos cuenta hacemos que nuestros hijos pasen por el mismo estrés a
diario.
Diariamente los niños después
del colegio se preparan para ir a natación, inglés, clases de repaso, deportes,
baile, entre otras actividades. ¿Realmente los niños necesitan llenar todos los
huecos de su horario?¿Cuál sería el ritmo de tu hijo?
Observa a tu hijo, qué necesita, disfruta con lo que
hace? Utiliza tu intuición para saber si se siente cansado o estresado. Escucha sus sueños, sus miedos,
sus alegrías, sus fracasos, sus fantasías y problemas. Desacelera y ve a su ritmo.
Como dice Carl Honore," el virus de la prisa es una epidemia mundial. Si lo has contraído trata de curarte."
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