La vida está
a menudo llena de desafíos y cambios que pueden provocar sentimientos de tristeza, podemos pensar que es una emoción incomoda y
decirnos: “ahora no, no es un buen momento, no quiero sentirme así”
Esa emoción “incómoda” tiene un por qué en
nuestra vida, nos indica una carencia, nos está señalando que ha habido
una pérdida de algo que considerábamos importante:
una ilusión, una expectativa, un vínculo.
La
tristeza tiene su propio lenguaje. Es una emoción silenciosa, que camina de
puntillas que nos hace vivirnos frágiles y
vulnerables.
Es una emoción que nos lleva a mirarnos a
nosotros mismos, a ser introspectivos, a recogernos,
esa es la función de la tristeza,
nos hace parar y encontrarnos y escucharnos para que cuando sea el
momento de salir adelante podamos hacerlo.
Cuando
vivas la tristeza entiende que te está ofreciendo una oportunidad para
conocerte mejor y más profundamente cada día.
Tagore
escribía: “No podemos evitar que los pájaros de la tristeza vuelen sobre
nuestra cabeza pero si que aniden en nuestro pelo.”
Vive la tristeza, escucha
su mensaje. Sólo escucha sin juzgar para poder seguir tu camino.
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